martes, 14 de junio de 2011

Las Limitaciones en la Gestión del Riesgo Operacional

El artículo anterior comentamos acerca de los límites del riesgo operacional, viéndolo ahora en otra perspectiva y evaluándolo mejor (siempre pasa) debimos haberlo titulado de otra forma, pero en fin, creo que todo depende desde el punto de vista desde donde se observe ya que puede ser "alcance", "límites", "fronteras". Lo relevante en el mencionado artículo, es que se estipularon no menos de veinticinco elementos derivados de factores específicos relacionados con la gestión operativa de una organización; y que las mismas pueden servir de guía inicial para extender el alcance de la gestión (de riesgo operacional) más allá del ambiente de confort en el que algunas organizaciones "acotan" esta práctica.

Ahora bien, argumentar que algunas organizaciones acotan su gestión de riesgo operacional a determinados límites donde no se afecta su confort, es decir que en algunas de ellas sólo se gestionan los riesgos que se manifiestan o son realmente evidentes. Organizaciones que se caracterizan en actuar así, son entes reactivos que actuarán en función de "como vayan viniendo vamos viendo". Podrá resultar exagerado, pero los eventos son resaltantes con un par de ejemplos de cercana data: El derrame petrolero en el Golfo de México (2010) y el daño a las plantas de emergencia de energía en Fukushima (2011); dos incidentes que no sólo afectan a cientos de miles de personas, sino que comprometen el futuro de los que aun no nacen. Dos desastres que sin duda no valoraron las dimensiones del riesgo operacional al cual se exponían, en consecuencia ni pensar de la existencia de medidas para contener el evento.

¿Qué tiene el riesgo operacional qué no permite prever este tipo de eventos?
Creemos que son sus límites y su administración. Explicaremos este argumento a través de un ejercicio y para ello, hagamos lo siguiente: Imaginemos un país con amplias fronteras que ostenta una densidad poblacional[1] muy baja. Consideremos además, que una mínima proporción de esos habitantes está destinada a supervisar la totalidad del territorio, adicional a las fronteras; y que estos no están adecuadamente entrenados, motivados, compensados ni provistos de herramientas para desempeñar tal función. Es altamente probable que en muy breve tiempo exista una gran baja en el interés, desmoralización y abandono por resguardar el territorio y los límites. Puede suceder que, por comodidad y sin interés de perder el trabajo o faltar a la obligación de la tarea que se les haya encomendado, se encargarán de custodiar lo que les sea menos complejo e incomodo de cumplir. De inmediato comenzarán a materializarse eventos que no sólo ocurrirán en las fronteras débilmente custodiadas, sino que prontamente habrán de materializarse en todo el territorio a resguardar.

Si sustituyésemos en nuestro ejercicio el territorio y las fronteras por la organización y sus funciones; a las personas destinadas a resguardar el territorio por los especialistas en gestión de riesgo operacional, estaríamos en presencia de una cercana realidad a la gestión de este tipo de riesgo en algunas organizaciones. De este ejemplo, se evidencia que no existe un claro entendimiento de la importancia de la administración de riesgos y el medio donde se desenvuelve una organización. Además, cuando se destinan los recursos para realizar tal tarea, no se considera con la importancia que involucran las capacidades y soporte requerido para realizarla. Es por ello que la función de riesgo operacional en ocasiones es muy limitada o se encuentra acotada a lo que sólo se puede administrar. En estos casos, la dimensión de la exposición de una organización es la que dicta la magnitud del esfuerzo y recursos a imprimirle para su adecuada administración[2]. Colocar una grupo limitado en personas y recursos para ver como va el asunto es una opción que conllevará a crear una falsa condición de seguridad en la gestión de riesgos operacionales y en consecuencia la unica condición de conocer la magnitud de la dimensión real de la exposición de los riesgos sólo cuando estos se materialicen.

[1] Es la población relativa que se obtiene de la cantidad de habitantes entre la unidad territorial, generalmente expresada en kilómetros cuadrados.
[2] La dimensión a la exposición es lo que se denomina en esta práctica el perfil de riesgo de la organización que conlleva a conocer los riesgos implícitos en los procesos para actuar en consecuencia a con un adecuado marco de control y gestión de riesgos.

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Foto: StellaDi Pixabay Creo que "la nueva normalidad" era cosa de 90 días. Eso ya no existe. Pienso que lo cierto es una nueva rea...